viernes, 12 de septiembre de 2008

Vinci

Y retornas cada día
replanteando tus miserias
por encima de los promontorios
alimentando las esquelas.
Frio perenne; hoja grávida
que se arrastra por no pensar
en la virginidad de las camelias,
en el estertor de las ventanas.
Entre los páramos hediondos
solo crepitarán guadañas,
cánticos en noche de requiem,
cuando quede sesgada tu entraña.

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