lunes, 1 de marzo de 2010

La calle con tus señuelos pernoctantes
fabrica ávida la estridencia de tu celo,
y eres tan impenitente y quejumbrosa,
que no declamarás por tu febril desvelo.
Ya no pueden caber miradas remendadas
con leves ánimos de arrepentimiento
ni caber los gestos indolentes de deseo
truncados por ansias etéreas de flagelo.

jueves, 21 de enero de 2010

Tan solo es un silencio instrumental
como el precedente de las esquelas.
Regido en la evaluación de los días
ya por fin tan ciertos y menesterosos.
Ceden las duermevelas escarchadas
que no fecundan ya sueños onerosos.
Se muestran como cizallas del alba,
que tan solo se sueñan adormecidas.