viernes, 29 de marzo de 2013

Quise ver, a través de tí,
todas mis oportunidades,
y ver, a través de tí,
todos tus alrederores.

Y entregarme, así, a tus atardeceres,
a tus noches hambrientas,
a tus espacios incumpletos
y a tus noches duermevelas.

Y buscarte, así, en tu trascendencia,
en la soledad de tu rostro,
en la terquedad de tu impaciencia
y en la gravedad de tu esquela.

lunes, 1 de marzo de 2010

La calle con tus señuelos pernoctantes
fabrica ávida la estridencia de tu celo,
y eres tan impenitente y quejumbrosa,
que no declamarás por tu febril desvelo.
Ya no pueden caber miradas remendadas
con leves ánimos de arrepentimiento
ni caber los gestos indolentes de deseo
truncados por ansias etéreas de flagelo.

jueves, 21 de enero de 2010

Tan solo es un silencio instrumental
como el precedente de las esquelas.
Regido en la evaluación de los días
ya por fin tan ciertos y menesterosos.
Ceden las duermevelas escarchadas
que no fecundan ya sueños onerosos.
Se muestran como cizallas del alba,
que tan solo se sueñan adormecidas.

miércoles, 8 de julio de 2009

Estamos aquí de visita
como paloma encaramada
en el alféizar de una ventana
o el amor que aparece subrepticio
y desnudo en cada adolescendia.
Y no hay transición más fugaz
que la premura de tu hálito
siempre anidando en mi espalda
que se extiende tan impertinente
hasta erizar cada mañana.

jueves, 18 de junio de 2009

En la oriundez del páramo

¡Otra vez es tarde de cosecha!
- exclaman hoces afanosas -.
Que se doblan, que se giran
que zozobran y revierten
contra las tiznas de la estepa
por ascendencia ya berbes.
Aberruntan que ya vienen
muchachos vestidos de hambre
con el morral bajo el brazo
para enganchar la simiente
que en tantas otras épocas
sirvió de esquivo a la muerte.
Velarán en la hondanada
la ineluctable salida celeste
mientras las pacas de rocio
daran a las acequias abrigo
las que despertaron tantas mieses
como hojarasca que eriza pieles.

martes, 16 de junio de 2009

Me quedé desnudo soslayando
a través de ti tus alrededores,
te emboscaban quejumbrosos
ácaros y destellos de llovizna.
Y detrás todo, tan eterno y paralelo,
como la cansada luz de tu terraza.
Parecías aquella deidad efímera
que eclipsa en un burdel barato.

jueves, 15 de enero de 2009

De cierzo, guadaña y ocre,
va tu morral colmado,
sin miradas dadivosas
ni tinajas acuarteladas.
Cuando lleguen las heladas,
cerrado en mirada inhóspita
olvidate de los cuardernos;
tan solo afila las navajas.
Triste dogma del suelo
sutil avatar en el tiempo:
con la abundancia del pobre
los pobres siempre pobres.