¡Quien pudiera vivirte
entre tus lagos y tus noches!
Disfrutarte, solo a tí,
con la tierra confundida,
solo vástaga del tiempo;
desdeñando la mañana
de alardes hipócritas.
Disfrutarte así, solo a ti,
desnuda ante el mundo.
sin soslayos pueriles
ni antifaces en sepia.

Al fin y al cabo no te conozco
ni me estremezco anímicamente
tras dividirte en las distancia
monótona de las ciudades.
Atisbo a ver como tu esencia
no tiene charco donde mojarse
ni fuente con que saciarse,
tan solo te veo a ti, letárgica
ante extremos que te rodean.
te ofreces así, lúcida y postrera
de continente en continente
aislada de universales rarezas.

Nos saciabamos con lo humano,
espejo normal de levedades,
como el charco que se seca
como sombra que despierta
Y no esta angustia que llama
diligentemente cada noche
recordandome que mañana
no habrá besos sino esquelas.

Guijarro

He tintado las hojas
con un rojo aleatorio.
Y no he visto más allá;
-no he visto-
ni un añil ausente
de cristales mistificados,
ni manchas clasistas,
ni tristezas doctrinales.
Tras abrirse la veda
ya no hay lanzas en alto,
ni lápices desgastados.
Si tierra en el asfalto.

Amaneciste;
traías el mundo bajo tus brazos,
solícita, sin miradas trémulas;
/ni silencios.
Tan solo tú,
lírica,
necesaria.