jueves, 4 de septiembre de 2008

Tú, que representas la fragilidad del mundo,
con tus huesos pálidos, tus facciones lentas.
Te desenvueleves entre incertidumbres
en tu atmósfera de fácil apariencia
y te muestras, tu sola, imperturbable...
Y eres volátil, como vuelo de libélula,
como la estela frugalmente extinguida
o el primer manto que deja la niebla
que se escapa por no escuchar
el inaudible cántico de las adelfas.
Mientete y atrevete con la danza
revoloteando adusta en los nenúfares
con la entrega de querencias ingrávidas
aislandonos -a su vez- en la estancia
que es querer vaciandonos las sábanas.

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