miércoles, 24 de septiembre de 2008

El último canto del cisne
asupiciado por los desdenes,
besos purulentos y ascuas,
reverberará en nuestras palmas.
Seremos trigo aventado
de la ingravidad de la paja
de la soledad del fruto tardío
de la asepsia y de la nada.
Reclamarás mi pecho inerte,
angustiado entre las escamas
que se pierden en el canal
cerrado por la diosa calma.

Una noche con Steinbeck

Perla viva,
recorres los temores
mundanos de los hombres.
Te jactas, insidiosa,
de la envidia de los ricos
y de los pobres - todos torpes -.
Y es tu evaluación inerte,
fijación banal,
triste pacto de los hombres...
Estío olvidadizo
ya no te reclamo
no quiero de tus dichas.

A ti tarde desierta
me avengo diligente
en tu abierto hastío.

Esperame septiembre
inundame de desvelo
dejame caer en tu celo

viernes, 12 de septiembre de 2008

Piedras de escombro y llanto,
recorren tus penitencias.
Zona común de vidrios
que no subirán la talanquera.
Te guardan rejas acuosas,
estre estelas anodinas
recordándote cada noche
el origen de la desidia.
Tu cuerpo solo pierde,
en detrimento de memorias.
Tus palabras anquilosadas
contra suspiros de limosna.
Perecerás en el camino
con las estridentes sombras
menguando cada invierno
hasta morir con las gaviotas.
Desfila -entonces- por altares;
mirada altiva, cuerpo enjuto,
entregándote con el desaire
servido cada día en tu turno.

Veni

Apócope de mis días,
mis manos se te ofrecen
diligentes... Y no pecan, no,
en el fervor liviano
de querete sin dualidades,
aislados de los pronombres,
ya sin tópicos marxistas
y sin plurales de modestia
¡Solo la gravedad de la vida!
Absoluto; sin más objetivo,
que la premura de tu hálito
recolocando los principios.

Vidi

Aullido inclemente
heredero de impudicia.
Verso triste o fuente clara.
Fruto de brisa alada
del monte y de la azada.
Retracto de vida inerte
reclama tus derechos:
la cópula con el aire
y tu naturaleza imberbe
que no se calla y que no deja
arma con sangre abiertas
venas con tierra cargadas.

Vinci

Y retornas cada día
replanteando tus miserias
por encima de los promontorios
alimentando las esquelas.
Frio perenne; hoja grávida
que se arrastra por no pensar
en la virginidad de las camelias,
en el estertor de las ventanas.
Entre los páramos hediondos
solo crepitarán guadañas,
cánticos en noche de requiem,
cuando quede sesgada tu entraña.
Ahora que ya se que tu sonrisa
no es más que mueca circuncidada
manantial de viperinos versos,
sometida a responsabilidad vana.
También sé que en fin plúmbeo,
donde anidaremos con el tiempo
se pagarán las miopes inclmencias
y cada disparo sanguinolento.
Entonces te sentarás sola,
sin lápices ni recetas,
aislada en los acantilados
sin enmiendas ni penitencias.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Tú, que representas la fragilidad del mundo,
con tus huesos pálidos, tus facciones lentas.
Te desenvueleves entre incertidumbres
en tu atmósfera de fácil apariencia
y te muestras, tu sola, imperturbable...
Y eres volátil, como vuelo de libélula,
como la estela frugalmente extinguida
o el primer manto que deja la niebla
que se escapa por no escuchar
el inaudible cántico de las adelfas.
Mientete y atrevete con la danza
revoloteando adusta en los nenúfares
con la entrega de querencias ingrávidas
aislandonos -a su vez- en la estancia
que es querer vaciandonos las sábanas.
Retales con píxeles concertados
y ciertas maquinaciones libidinosas,
sin ser por defecto de tus labios
sin ser por defecto de tu sobra.
Todo en cuadros magenta
sin escuchas perentorias. o lilas.
Animas dispuestas a rasgar el mundo,
con trazos vanguardistas...
hechos en tinta china...
monedas de nueva cuña...
lenguaje de otra alcurnia.
Desayunos surrealistas,
dialogando con Breton
y con vasos de Chagall
__________( Y digo Marc).
Y después de todo una siesta
sin dócil adoctrinamiento
- como las que escribió Aldous-
que es, creerme tan decoroso,
tan extremadamente fácil
dormirse una mañana
sin dIOS en las entrañas.