He tintado las hojas
con un rojo aleatorio.
Y no he visto más allá;
-no he visto-
ni un añil ausente
de cristales mistificados,
ni manchas clasistas,
ni tristezas doctrinales.
Tras abrirse la veda
ya no hay lanzas en alto,
ni lápices desgastados.
Si tierra en el asfalto.
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